viernes, 15 de diciembre de 2006

La buena gestión empresarial

En ocasiones se escuchan argumentos que pretenden ningunear la renovada forma de entender la empresa como ente esencialmente social con objetivos distintos al tradicional (modelo financiero), maximización del beneficio y del valor para el accionista.Los logros sociales serían, para estas voces, aquellos legal y estrictamente necesarios que permitan alcanzar a la empresa su verdadera finalidad: el beneficio con mayúsculas. Es decir, podría interpretarse que el máximo exponente de una buena gestión vendría representado por aquella empresa capaz de maximizar su beneficio con la cantidad justa de comportamiento amoral legalmente permitido. Si se sobrepasara la frontera marcada por la justicia estaríamos hablando de un desliz que penalizaría el grado de excelencia en la gestión con el consiguiente riesgo de fracaso, hasta el punto de poder representar, en ocasiones, la propia desaparición de la compañía a nivel global (caso Arthur Andersen).

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